jueves, 9 de abril de 2020

FATIDICOS ABRILES


FATIDICOS ABRILES.


El diplomático norteamericano  Ephraim G. Squier, pasaba  por el itsmo centroamericano y se da cuenta de  que  ya no es una colonia española y que cada región buscaba salir a flote con su gente y sus autoridades cada quien jalando por su lado, en su libro:  Apuntamiento sobre Centroamérica, Honduras y El Salvador,  describe sobre uno de los acontecimientos más terribles que ocurrieron  en El Salvador republicano,  el terremoto del 16 de abril de 1854,  la noche que un fuerte sismo sorprendió a los sansalvadoreños en plena Semana Mayor. Comenzaron a escuchar retumbos desde horas tempranas, “ruido como el de ruedas de artillería” relata el autor, pudo haberse tratado de un enjambre sísmico, en pleno sábado de gloria, la gente se preparaba para la preparación litúrgica de la pascua, atmosfera, calma, calurosa (menos que la actual), sin que ninguna hoja de árbol se moviese, a las 9:30 de la noche fue el primer movimiento, alarmó a la gente y la hizo salir de sus viviendas, pasaron la noche en las plazas públicas y patios,  cuando el rejoj dio las once de la noche , la tierra se estremeció con feroz violencia y desplomó la capital salvadoreña,  una densa nube de polvo cubrió a San Salvador, gente atrapada, gritando auxilio,  se cayó la iglesia de San Francisco , así como la iglesia de Santo Domingo ( Actualmente la catedral de San Salvador) y el colegio Asunción.  Se vino a tierra la Iglesia de la Merced, viviendas, residencias y edificios públicos se desplomaron.  ¿Replicas? Claro que hubo y mantuvieron a la gente aterrada.
Dice el autor: “ Solemne y terrible era el cuadro que presentaba  en aquella noche aciaga una población reunida en las plazas y arrodillada pidiendo al cielo misericordia, y llamando en agonizantes acentos a sus hijos, sus deudos y amigos que suponían sepultados en las ruinas”.
Un dato interesante del que habla el diplomático norteamericano: “El gobierno no descuidó en aquellos momentos de angustia, y, que cuando se creía que las tres cuartas partes de la población  habría perecido, se encontró que las víctimas no pasaban de 100 y como 50 heridos, contándose entre estos el Ilmo. Sr. Obispo ( Tomás Miguel Pineda y Saldaña)  y el ex  Francisco Dueñas Díaz presidente Dueñas”.
166 años después, las provocaciones del valle de las hamacas dan tregua y nos sobreviene una pandemia que nos imposibilita, nos reprime y nos encierra, paraliza la economía y la vida ciudadana.  El COVID-19



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Carlos Francisco Imendia Guzmán

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Carlos F. Imendia, poeta.

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