miércoles, 7 de agosto de 2019

FITA CAMPO IMENDIA AFERRADA A SUS COSTUMBRES Y A SU TIEMPO.


Crónica Carlos Francisco Imendia Guzmán.

Se abre una pequeña puerta en el principal barrio de la Santísima Trinidad de Sonsonate  y se conoce la grandeza de una casa solariega, de costumbres conservadoras y que retiene los más valiosos recuerdos, la Tia Fita Campo Imendia espera que lleguen a visitarla para contar las profundas anécdotas , nonagenária,  la que ha visto pasar los calurosos tiempos de Sonsonate y el occidente salvadoreño, que anduvo por ferrocarriles, que vio humear el faro del Pacífico, que vivió los convulsos tiempos del levantamiento indígena en Izalco, que caminó por los antiguos lares de puerto de Acajutla y que gozó la campiña heredada de su bisabuelo el ex presidente Rafael Campo, no escatima voluntad para desplegar el abanico de anécdotas. En su casa vigilan antiguos santos, valiosas fotografías, airadas por su gran corredor de teja ,aromatizado por el colonial patio central. Al comenzar a hablar de las anécdotas de los Imendias, la tía Fita hace gran énfasis entre los mitos y realidades de la familia, desde su funduación en Sonsonate hasta su traslado a Ahuachapán. Es impresionante escucharla y pedirle que hable sobre su abuelo papá Carlos ( Carlos Arturo Imendia Siguenza)  y que explique el valioso regalo que aún cuelga en una de las salas del corredor, un florero hecho con conchas de la playa Mizata que fue obsequio de las hijas del General Manuel José Arce al noble maestro Sonsonateco Imendia, dicho cuadro que representa un florero minuciosamente decorado se encuentra firme y colgante en una especie de urnas de vidrio ( mandadas a hacer) que fue un invaluable obsequio de las hermanas Arce a CAIS. Uno está tentado a preguntarle por cada detalle, pero priorizamos la temática de hablar sobre el legado del ilustre maestro y escritor sonsonateco. Así como el detalle exacto del fallecimiento del escritor en el parque de Ahuachapán, donde la tia Fita nos expresa que: " Quizás con el nerviosismo normal de comparecer ante la multitud, se disponía a subir al estrado para acomodar sus papeles, que eran parte de su discurso, cuando en eso notó que los cordones de sus zapatos estaban desamarrados, se agachó a amarrárcelos y fue allí donde cayó tumbado para no levantarse jamás (Ataque cardíaco fulminante) ".

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Carlos Francisco Imendia Guzmán

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Tiempo para ser poeta

Carlos F. Imendia, poeta.

Obras 2009

Celajes del Poniente ( 20 poemas)
Epístolas de Júpiter (Poemario)

Escritas en San Salvador, El Salvador

Stormy Night

Stormy Night
la noche fulgurante

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