EL CONTEXTO DE LA APARICIÓN.
Una de las posturas más incongruentes que discrepan con la misma
historia es la que nos proponen las
ideologías izquierdistas y el anti clericalismo sobre la conquista de América y
las apariciones de Nuestra señora de Guadalupe (En la década 30 del siglo XVI)
y es que nos quieren hacer ver que fueron una manipulación y una pre fabricación de la Iglesia (por medio de las ordenes de
los Predicadores, de los Frailes mayores
y menores, etc.) Para someter a los
indios al cristianismo y así poderlos hacer tributar y sub yugar a los
conquistadores y al imperio español.
El imperio azteca representaba en sí el esplendor de la palabra imperio, la imponente ciudad de Tenochtitlán (Lugar de
nopales en lengua nahua) envidiable en arquitectura, sistema de riegos y
acueductos, estadios de juego de pelota, imponentes estructuras o teocales para
la adoración a sus dioses, ejercito militar numeroso y artillería temible,
sometía como todo imperio del orbe por
medio de la fuerza, la conquista, el terror, era el epicentro de la
civilización azteca.
La cosmogonía azteca en su totalidad giraba alrededor (de
manera perturbadora) sobre la sangre humana, la violencia y la guerra. Ellos,
los aztecas nacían y vivían para la
guerra. Un ejemplo claro era el Huey (grande) Tzompantli que en mis cartas de
la lengua nahua, podría traducirse como Tzomp o Tzump : muchísimos y pantli o
pant: Banderas o “Los muchísimos
trofeos”. Se trataba de una tétrica estructura de índole religioso donde se
empalaban cráneos aun sanguinolentos de los sacrificados (esclavos o
prisioneros de guerra) en honor a
Huitzilopochtli o el dios de la guerra.
Esta estructura se encontraba en un lugar privilegiado de la gran Tenochtitlán, se dice algunos soldados
y conquistadores desmallaron ante la
espantosa escena de sangre, pues ese era el objetivo del imperio, advertir e
intimidar a los extranjeros. Así como
los romanos exhibían a los crucificados en las vías al entrar a Roma
advirtiendo de quienes eran.
Pero la acción sanguinaria de los aztecas no sólo le puso
los pelos de punta a los peninsulares, crearon grescas entre pueblo vecinos a
los que sometían brutalmente como a los tlaxcaltecas, que eran la materia prima
para los sacrificios y porque no decirlo: Para adornar espantosamente el Huey Tzompantli . El ejército de Hernán Cortés tuvo como
aliados de conquista a indios enemigos de los temibles aztecas. De hecho esos mismos indios amigos de los
españoles sirvieron para conquistar la indómita Cuzcatlán.
Si bien las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe a los indios San Juan Diego Cuautloatzin y su
tio Juan Bernardino se dieron aun en un contexto de conquista sobre la Nueva España (aunque más de
colonización) siempre existían pugnas
aun entre los mismo pueblos que odiaban a los aztecas, la conquista y la
encomienda, además la esclavitud. No era un tiempo tan pacífico, había mucho
derramamiento de sangre los que se resistían la imposición de una nueva
religión y de los que la querían imponer. El Nican Mopohua es el relato más precioso escrito en legua
nahua en la Nueva España donde el nuevo mundo y las patrias emergentes pueden
conocer del relato Mariano concertador.
Datos importantes sobre la aparición de la Santísima Virgen
de Guadalupe:
1.
El cerro Tepeyac
era el sitio para la adoración y sacrificio a Tonanzín, en lengua náhuatl:
Nuestra-adorable-madrecita).
2.
Guadalupe puede ser una degeneración castellana
a la palabra nahua: “Coatlaxopea” de Coatl: serpiente xopeau: Aplastár. En el
nahua-pipil de Cuzcatlán: cúat. Serpiente y “pochoa”: aplastar.
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