lunes, 19 de octubre de 2020

HEROES DEL SILENCIO Y SU ÚLTIMA GRAN GIRA

 

HEROES Y SU ÚLTIMA GRAN GIRA.

POR CARLOS FRANCISCO IMENDIA

El grupo zaragozano Héroes del Silencio hizo su presentación en  San Salvador hace 24 años, uno de los pocos grupos de rock que se presentaron en suelo salvadoreño en pleno apogeo, Héroes promocionaba su gira Avalancha 96 y mismo nombre de su álbum. Quienes trajeron a Héroes del Silencio a dar ese concierto sin precedentes fue la Organización Empresarial Femenina  (OIF)que precedía  la empresaria Ildiko de Tesak , quien también  compartió la conferencia de prensa con los Héroes  del Silencio en San Salvador en 1996. El concierto se llevó acabo en el gimnasio nacional Adolfo Pineda, cuya capacidad casi se alcanzaba alrededor de las 3:00 PM. El vapor de la multitud era impresionante, olores de todo tipo, cigarro y cannabis, cerveza y vodka, circulaba en la impaciente multitud,  el Adolfo Pineda crujía ante  el grito al unísono de: Héroes, héroes, héroes, héroes.  Los REDD fueron los teloneros de los HDS, por cierto se apuraron a cantar sus canciones antes que les cayera encima una lluvia de latas y objetos, pues la masa roquera quería escuchar ya a HDS.  Primero, el escenario queda a oscuras, y entre un juego de luces y espeso humo, surge Enrique Bunbury y saluda: “ Muy buenas noches San Salvador, es un gusto estar con  ustedes, bienvenidos a la Avalaaaaaancha”. Y arrancó el concierto con la canción deshacer el mundo.  La multitud hacia retumbar el gimnasio y el escenario se movía y nosotros el staff de seguridad nos aferrábamos a la tarima. La cara extasiada del publico era impresionante así como la volátil adrenalina que se desataba con todas las canciones. Luego vinieron, Entre dos tierras, el camino del exceso, Maldito duendo,  días de borrasca, la más coreada: La chispa adecuada, el héroe de leyenda, opio, avalancha.  Bunbury  vestía un pantalón acampanado con lentejuelas,  sus flacas piernas con poca musculatura, pero con una potente voz que hacía vibrar al público y su aspecto parecido al de Jim Morrison,  llegó el momento del primer descanso, y bajó el grupo a los camerinos,  que era una adecuación de las duchas de los basquetbolistas, logramos entrar, con Ramfis Ayala mi inseparable amigo de colegio, el locutor y experto en rock Nelson “ El Extraño” Hernández y el locutor y buen amigo Francisco Sigüenza,  descansaban los Héroes, mientras saludábamos a Enrique Bunbury, Alan Buguslawsky, Juan Valdivia y Pedro Andreu, que compartían relajadamente mientras se disponían a subir al segundo bloque del mítico concierto. La segunda parte fue más intensa, y los HDS gastaban sus últimos cartuchos  con sus mejores canciones, recuerdo la canción iberia sumergida, en donde Bunbury compenetrado en la letra, golpeaba la tarima  con un trípode y salían volando las astillas,  el escenario era impresionante, y el sonido era algo nunca visto durante toda esa década. El mejor concierto de rock de los 90s en la historia de El Salvador.  A pesar de que el concierto había terminado, la adrenalina pululaba en el gimnasio, por ahí quedaban algunos caídos en guerra,  algunos rastros del exceso.  La calentura del Adolfo iba bajando poco a poco. Los Héroes ya habían abordado una suburvan propiedad de la familia Tesak que los llevaría al Hotel Presidente donde se hospedaban.  Recuerdo que del gimnasio Nacional nos trasladamos, Ramfis y mi primo Emilio “Milo” Carrillo a dicho hotel.  Llegamos justo cuando los Héroes se bajaban, todavía tuvieron la amabilidad de posar todos juntos para Ramfis, mi amigo andaba una cámara,  y quizás era el más extasiado ante la presencia de sus ídolos ibéricos.  En ese momento fue la ocasión para firma de autógrafos, conseguí los de  Bunbury, Buguslabsky y Andreu, Valdivia andaba con su mujer y subió a su habitación. Mientras cada quien iba subiendo, sólo uno de ellos se quiso ir a relajar al bar del Hotel, y fue el baterista Pedro Andreu,  estuvimos amenamente con Pedro, mientras nos hablaba de su experiencia en el concierto, asombrado por que estaba a su capacidad, a dicho Gimnasio le caben unas 12,000 almas. Poco a poco el zaragozano fue entrando en confianza mientras degustaba una pilsener local , y nos ofrecía Marlboro rojo, pudimos ver una cicatriz en su pecho y nos comentó que había sido operado de corazón abierto, asumimos que un cateterismo, pero Pedro, más joven en ese entonces, departía y  disfrutaba con nosotros en el bar del hotel presidente.  En un momento, hizo un alto a la plática, y nos dice: “Miren, que tal si volvemos al bar donde estuvimos ayer en la noche (La Luna Casa y Arte) bien podríamos tocar algo acústico”.  Lamentablemente era domingo y el local estaba cerrado, pese a tratar de ubicar telefónicamente a su propietaria, Beatriz Alcaine, en ese entonces.

 

No hay comentarios:

Carlos Francisco Imendia Guzmán

Carlos Francisco Imendia Guzmán
poeta

FLAGCOUNTER

free counters

Ud. es el visitante No.

Tiempo para ser poeta

Carlos F. Imendia, poeta.

Obras 2009

Celajes del Poniente ( 20 poemas)
Epístolas de Júpiter (Poemario)

Escritas en San Salvador, El Salvador

Stormy Night

Stormy Night
la noche fulgurante

Datos personales

El Salvador
Carlos F. Imendia Publicista