martes, 31 de julio de 2018

El Cambio Climático y Santa Tecla.


El Cambio Climático y Santa Tecla.

Por Carlos Francisco Imendia 

Es increíble como en una zona geográfica tan pequeña se pueda percibir el embate del cambio climático en El Salvador. En un lapso de 20 años el clima en Santa Tecla ha cambiado, la temperatura en la ciudad ha aumentado 1 grado y medio por lo menos. Eso se debe a una serie de abusos ambientales cometidos por empresas constructoras, proyectos urbanísticos y por obras de infraestructura del Gobierno. En 1991 Santa Tecla parecía tener tope y aún se podía apreciar aquellas postales pueblerinas de principios de siglo, campesinos yendo a cortar y a cultivar en las prosperas fincas del lado poniente de Santa Tecla, donde tuve la oportunidad de conocer un lugar que era prácticamente un oasis de paz, una casa de retiro donde todavía por las tardes la neblina llegaba a cubrir las copas de los árboles y las noches eran  frías y húmedas por lo cual era necesario cubrirse con gruesas cobijas mientras en el silencio de la estancia se podía escuchar los sonidos de la fauna nocturna de la finca, los cuales bajaban desde las faldas del volcán. En este siglo XXI la propiedad fue partida por el Bulevar Diego de Holguín (Ahora Monseñor Romero) y la paz y tranquilidad ya no es la misma en el lugar, el canto de los pájaros es opacado por el paso de los carros por dicha vía. Las mañanas colegiales de los años 90s, específicamente en el colegio Santa Cecilia donde estudié eran nebulosas, húmedas y algunas veces copiosas, por el sector de la Iglesia de Concepción, donde vivía un compañero de clase, la zona era de centenarios árboles que proporcionaban frescura y sombra en las calles, araucarias de más de 30 metros de alto eran testigos de las pasadas épocas de gloria de la Nueva San Salvador, una temperatura promedio de unos 18 grados centígrados en épocas de invierno, actualmente unos 25 grados en épocas de inverno.

Una preciosa postal con la que te recibía el Colegio Santa Cecilia en los años 90s era la tupida falda del volcán de San Salvador, la zona protegida donde hoy es una zona poblada y turística, en invierno la neblina bajaba de dicha falda y durante el verano se podía apreciar su verdor y majestuosidad.
Como yo viajaba de San Salvador a Santa Tecla, transitaba  por la famosa calle del Espino ahora avenida Jerusalén, rodeada de cafetales  e impregnaba de frescura la localidad, el único inmueble que sobresalía en esa época era la Escuela Militar, tan húmeda dicha zona, que por la madrugada el asfalto se empapaba y amanecía completamente mojada la carretera. Se llegaba a un redondel donde estaba completamente tupido de árboles (Lo que hoy es una selva gris y se construyeron los famosos centros comerciales que ya conocemos). Pasar muy temprano en el carro con ventanas abiertas era temerario, se sentía un frío arrasador.  En mis épocas colegiales la chumpa era un atuendo indispensable en el colegio para refugiarse de las bocanadas frescas que proporcionaba la aún sana Santa Tecla. Ahora, con el aumento vertiginoso de la temperatura en Santa Tecla, es posible que sea hasta un error y un atentado a la salud andar una chumpa en la ciudad de Nueva San Salvador.
Santa Tecla cambió y su clima cambió  en la gestión de Oscar Ortiz, eso no me cabe la menor duda, con eso no es que le quiera echar la culpa del cambio climático al político izquierdista, pero en las manos de las municipalidades está preservar la situación ambiental de una localidad y no descuidarla. La actual gestión de Dabuisson está haciendo su esfuerzo, al encontrar muchas limitaciones y debilidades herencia de las pasadas administraciones, el trabajo ambiental es grande y es por eso que se necesita que muchos sectores actúen, autoridades, centros educativos, comunidades, empresarios, pero específicamente los urbanistas. Dicha zona ya cuenta con fuertes cargas de aguas residuales que necesitan tratamiento , así como la preservación de mantos acuíferos y la gestión de los desechos sólidos (Un verdadero dolor de cabeza) así también la reforestación de la ciudad de Santa Tecla que ahora su paisaje ha cambiado tanto, una autentica plancha de cemento, diferente aquella vegetada ciudad que jugaba con lo arquitectónico de principios de Siglo, ojalá y se logre rescatar los espacios públicos y que dicha cabecera departamental vuela a ser una nueva capital ecológica.

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Carlos F. Imendia, poeta.

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