El Cambio Climático y Santa
Tecla.
Por Carlos Francisco Imendia
Es increíble como en una zona
geográfica tan pequeña se pueda percibir el embate del cambio climático en El
Salvador. En un lapso de 20 años el clima en Santa Tecla ha cambiado, la
temperatura en la ciudad ha aumentado 1 grado y medio por lo menos. Eso
se debe a una serie de abusos ambientales cometidos por empresas constructoras,
proyectos urbanísticos y por obras de infraestructura del Gobierno. En 1991
Santa Tecla parecía tener tope y aún se podía apreciar aquellas postales
pueblerinas de principios de siglo, campesinos yendo a cortar y a cultivar en
las prosperas fincas del lado poniente de Santa Tecla, donde tuve la
oportunidad de conocer un lugar que era prácticamente un oasis de paz, una casa
de retiro donde todavía por las tardes la neblina llegaba a cubrir las copas de
los árboles y las noches eran frías y húmedas
por lo cual era necesario cubrirse con gruesas cobijas mientras en el silencio
de la estancia se podía escuchar los sonidos de la fauna nocturna de la finca,
los cuales bajaban desde las faldas del volcán. En este siglo XXI la propiedad
fue partida por el Bulevar Diego de Holguín (Ahora Monseñor Romero) y la paz y
tranquilidad ya no es la misma en el lugar, el canto de los pájaros es opacado
por el paso de los carros por dicha vía. Las mañanas colegiales de los años
90s, específicamente en el colegio Santa Cecilia donde estudié eran nebulosas,
húmedas y algunas veces copiosas, por el sector de la Iglesia de Concepción,
donde vivía un compañero de clase, la zona era de centenarios árboles que
proporcionaban frescura y sombra en las calles, araucarias de más de 30 metros
de alto eran testigos de las pasadas épocas de gloria de la Nueva San Salvador,
una temperatura promedio de unos 18 grados centígrados en épocas de invierno,
actualmente unos 25 grados en épocas de inverno.
Una preciosa postal con la que te
recibía el Colegio Santa Cecilia en los años 90s era la tupida falda del volcán
de San Salvador, la zona protegida donde hoy es una zona poblada y turística, en
invierno la neblina bajaba de dicha falda y durante el verano se podía apreciar
su verdor y majestuosidad.
Como yo viajaba de San Salvador a
Santa Tecla, transitaba por la famosa
calle del Espino ahora avenida Jerusalén, rodeada de cafetales e impregnaba de frescura la localidad, el
único inmueble que sobresalía en esa época era la Escuela Militar, tan húmeda
dicha zona, que por la madrugada el asfalto se empapaba y amanecía
completamente mojada la carretera. Se llegaba a un redondel donde estaba
completamente tupido de árboles (Lo que hoy es una selva gris y se construyeron
los famosos centros comerciales que ya conocemos). Pasar muy temprano en el
carro con ventanas abiertas era temerario, se sentía un frío arrasador. En mis épocas colegiales la chumpa era un
atuendo indispensable en el colegio para refugiarse de las bocanadas frescas
que proporcionaba la aún sana Santa Tecla. Ahora, con el aumento vertiginoso de
la temperatura en Santa Tecla, es posible que sea hasta un error y un atentado
a la salud andar una chumpa en la ciudad de Nueva San Salvador.
Santa Tecla cambió y su clima
cambió en la gestión de Oscar Ortiz, eso
no me cabe la menor duda, con eso no es que le quiera echar la culpa del cambio
climático al político izquierdista, pero en las manos de las municipalidades
está preservar la situación ambiental de una localidad y no descuidarla. La
actual gestión de Dabuisson está haciendo su esfuerzo, al encontrar muchas
limitaciones y debilidades herencia de las pasadas administraciones, el trabajo
ambiental es grande y es por eso que se necesita que muchos sectores actúen,
autoridades, centros educativos, comunidades, empresarios, pero específicamente
los urbanistas. Dicha zona ya cuenta con fuertes cargas de aguas residuales que
necesitan tratamiento , así como la preservación de mantos acuíferos y la
gestión de los desechos sólidos (Un verdadero dolor de cabeza) así también la
reforestación de la ciudad de Santa Tecla que ahora su paisaje ha cambiado
tanto, una autentica plancha de cemento, diferente aquella vegetada ciudad que
jugaba con lo arquitectónico de principios de Siglo, ojalá y se logre rescatar
los espacios públicos y que dicha cabecera departamental vuela a ser una nueva
capital ecológica.
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